En el norte del país hay una farmacia que tiene más de 100 años de antigüedad y un plantel con casi 60 empleados. Vale la pena conocer la historia de la farmacia Sudamericana.
En la segunda planta del actual edificio de la farmacia Sudamericana, en el corazón de la capital salteña, funcionaba antiguamente el laboratorio en el que se elaboraban los medicamentos y ungüentos que curaban los males de los pobladores de esa hermosa ciudad del norte argentino. La edificación, que lleva más de un siglo en pie, está ubicada en una esquina ya mítica, en la intersección de las calles Alberdi y Alvarado.
“Los que trabajamos acá sentimos un orgullo por lo que representa este edificio, que es antiguo pero hermoso, ubicado en pleno centro donde se luce y es admirado por salteños y turistas”, cuenta María Rosa Franza, encargada de la farmacia Sudamericana.
Los altos y orlados muros del edificio, una fachada que conserva su diseño original, fueron levantados hace más de 100 años. Se trata de una de las farmacias y perfumerías más antiguas y emblemáticas de Salta; la gente que camina por la peatonal mira sus enormes vidrieras a lo largo de más de 30 metros.
Dos siglos atrás, alrededor del año 1850, un conde español decidió construir un edificio imponente para que funcionara en él una farmacia. Años más tardes, el acaudalado personaje se desprendió de su propia creación y el edificio pasó a ser albergue de los más diversos rubros: funcionó un almacén, una tienda, una mercería y una ropería. Después, en los albores del siglo XX, fue el recinto en el que funcionó la Escuela de manualidades de Salta y, más tarde, entre 1936 y 1971, la planta alta lució atiborrada de libros porque, en ese período, funcionó la Biblioteca provincial del Salta, “Dr. Victorino de la Plaza”.
Cerca de la gente
En la actualidad, la farmacia Sudamericana emplea a medio centenar de personas y se destaca por prestar un particular asesoramiento y por generar estrechos vínculos con sus clientes. Estos, cuando vuelven a visitar la farmacia, preguntan por aquel o aquella persona que los atendió la última vez.
A María Rosa le cuesta contar una única historia porque en el interior de la farmacia se sucedieron diversidad de vivencias: “Sudamericana tiene una historia muy amplia, ya que tiene casi 110 años de existencia; se podrían contar inmensidades de anécdotas”. Sin embargo elige una, la historia sobre la que se fundó el negocio: “Aquí había antes un inmenso laboratorio donde se realizaban preparados, el personal que trabajó en esa época recuerda cuando el Director Técnico los mandaba a prepararlos”.
En 2015, durante varias semanas, una de las vidrieras de la tradicional farmacia de Salta mostraba un aspecto particular: al fondo, una gigantografía captada en la década del 60 mostraba el aspecto de la fachada del edificio por aquellos años; el cuadro lo completaban utensilios y frascos de laboratorio, que eran empleados para fabricar los preparados de antaño.
Desperdigados a lo largo de la vidriera, encima o debajo de pequeños escaparates, había frascos de grueso vidrio marrón, recipientes para diversos preparados, morteros y matraces de diferentes volúmenes. Una ventana hacia la rica historia del lugar.
Muchos de los jóvenes que llegan deciden desarrollar toda su trayectoria profesional en la farmacia Sudamericana. “Contamos, como una de nuestras principales características, con personal de mucha antigüedad; por ejemplo, este año se jubiló un empleado que trabajó 50 años en este establecimiento”, destaca la encargada de la farmacia.
Más allá del peso de la historia, María Rosa sabe que el reconocimiento de la comunidad por los servicios que brinda Sudamericana es una batalla que se libra a diario.
Al respecto, expresa: “Gracias a Dios, la imagen que tiene la farmacia Sudamericana es muy buena. Los clientes saben que aquí tenemos un gran stock, tanto en la farmacia como en la perfumería. Tratamos de brindarle a nuestra clientela el mejor servicio, no quedándonos solo en la expensa sino saliendo a dar charlas a los centros de jubilados y a donde nos requieran, tanto en aspectos de salud como de belleza”.
En los tiempos que corren, María Rosa cree que los mayores desafíos pasan por “acompañar a nuestros clientes y que la farmacia siga trabajando como lo hizo hasta ahora, a través de largo tiempo”.
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